lunes, 29 de octubre de 2007

UNA MIRADA A LA HISTORIA DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

Después de más de cincuenta años desde que surgieron las primeras iniciativas tendientes a generar procesos de integración en América Latina, el balance actual de los diversos procesos de integración adelantados en la región no es muy alentador, sobretodo al tener en cuenta que los resultados obtenidos no han logrado alcanzar las metas inicialmente fijadas y en particular, no han producido el tan anhelado desarrollo sostenible de nuestra región. Sin embargo, sería muy fácil y al propio tiempo muy injusto, atribuir a la integración económica per se, la suerte de estancamiento que en el mediano y largo plazo ha prevalecido en los procesos de integración latinoamericana. Sería igualmente injusto desconocer que los esfuerzos integracionistas regionales han rendido frutos importantes desde sus inicios. No obstante lo anterior, lamentablemente los procesos de integración en América Latina se han caracterizado por una constante fluctuación entre la retórica y el pragmatismo, entre el aislamiento y la integración, entre el pensamiento estructural y el liberal y así sucesivamente a través de distintos períodos de la historia reciente, lo cual ha impedido la necesaria maduración de estos procesos.Mediante el presente trabajo procuraremos adelantar un análisis descriptivo de los distintos eventos históricos que han dado curso a los procesos de integración económica adelantados en nuestra región, lo cual sin lugar a dudas puede constituir un aporte para explicar la situación actual de la integración latinoamericana e incluso, reflexionar sobre los retos que se presentan de cara a la cada vez más profunda interrelación global.
1.- Algunas nociones de la Teoría de la Integración Económica
A manera de contextualizar el presente trabajo hemos considerado oportuno retomar algunas nociones fundamentales sobre lo que podríamos entender por “integración económica”. En este sentido, según Balasa (1980), la integración económica puede ser considerada como un proceso que se encuentra acompañado de medidas dirigidas a abolir la discriminación entre unidades económicas pertenecientes a distintas naciones. Ahora bien, este proceso puede adoptar distintos grados o formas, dependiendo del nivel de profundidad pretendida en la integración por los miembros del respectivo proceso. A tal efecto, el mismo autor presenta cinco grados o niveles de integración, a saber: área o zona de libre comercio, unión aduanera, mercado común, unión económica e integración económica total. El área o zona de libre comercio se caracteriza por la eliminación de las restricciones (aranceles y medidas no arancelarias) al comercio entre los miembros participantes del proceso, manteniéndose al propio tiempo, las restricciones preexistentes para los países que no pertenecen al proceso de integración. La unión aduanera, además de estar acompañada por la eliminación de barreras al comercio intra-zona, se caracteriza por el establecimiento de restricciones comunes para el comercio con terceros países no miembros del proceso. Por su parte, el mercado común implica un grado mayor de integración que se caracteriza por la supresión de las restricciones vinculadas a la libre movilidad de los factores de producción. La unión económica combina todas las anteriores formas de integración, con un cierto grado de armonización en las políticas económicas de los países miembros. Finalmente, la integración económica total apareja también la unificación de políticas económica, fiscal, monetaria, social y anticíclica, así como el establecimiento de una autoridad única supranacional.
Así tenemos que en función del interés de los países, el proceso de integración puede abarcar más allá de lo estrictamente económico. Habida cuenta de ello y dependiendo de la orientación que se desee dar al esquema integracionista respectivo, estos diversos grados de integración ofrecen la alternativa de ejercer un mayor énfasis en lo comercial – en cuyo caso se privilegiaría el establecimiento de una zona de libre comercio – o pueden también constituir una vía para alcanzar un desarrollo sostenible y un grado casi absoluto de interrelación y coordinación política y social – en cuyo caso se privilegiará el establecimiento de una integración total.
2.- Proceso Histórico de la Integración en América Latina
Como punto de partida para efectos del presente trabajo, hemos considerado necesario empezar por analizar el proceso histórico de la integración latinoamericana, abarcando incluso algunos períodos de la historia a los que en principio no se atribuye ningún aporte importante en este sentido, más sin embargo, su análisis nos pareció provechoso en aras de comprender las características más relevantes de la integración latinoamericana. A tal efecto, en una primera etapa resulta provechoso referirse al comercio entre las colonias – antes y después de su independencia – y en una segunda fase abarcaremos las postrimerías del siglo XIX y el siglo XX con mayor énfasis en su segunda mitad, momento a partir del cual se produjeron las primeras iniciativas integracionistas latinoamericanas, para concluir con algunos hechos y reflexiones sobre la integración latinoamericana de cara al nuevo milenio.

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